Por: Ernesto Godoy Nutricionista del Servicio de Salud PUCP
El pasado 15 de mayo, la OMS publicó su nueva directriz sobre edulcorantes no azucarados desaconsejando su uso por no presentar beneficios a largo plazo en la pérdida o control del peso ni en la prevención de enfermedades no transmisibles (ENT) tanto en adultos como en niños.
El informe menciona que no hay beneficios demostrados a largo plazo en la pérdida de peso y tampoco reduce las enfermedades no transmisibles (ENT) como cáncer o diabetes, incluso un uso prolongado de estos edulcorantes aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura.
"No hay beneficios demostrados a largo plazo en la pérdida de peso y tampoco reduce las enfermedades no transmisibles (ENT) como cáncer o diabetes".
¿Pero cómo puede aumentar el riesgo de estas enfermedades? ¿Acaso los edulcorantes no controlan el azúcar en la sangre? Pues no se especifican los mecanismos de cómo los edulcorantes no azucarados aumentan el riesgo de presentar estar enfermedades, pero la evidencia científica muestra una asociación muy fuerte entre el consumo prolongado y el riesgo de padecerlas.
Como sucede en todo pronunciamiento de la OMS, hay quienes están en contra de sus declaraciones ya que “alarman innecesariamente” a los consumidores que buscan mejorar su salud, por ejemplo, la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA) publicó a los pocos días un comunicado manifestando que la guía de la OMS “no tiene el respaldo de la evidencia colectiva”, aunque ambos organismos coinciden en que se requiere más investigación sobre el tema.
"La evidencia científica muestra una asociación muy fuerte entre el consumo prolongado de edulcorantes y el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura".
Es importante recalcar que esta directriz se basa en una revisión sistemática y metaanálisis con la evidencia científica más actual sobre los efectos en la salud de los edulcorantes no azucarados, y que el objetivo principal de estas guías, así lo declara la OMS, es incentivar el desarrollo, diseño e implementación de políticas y programas de nutrición y de salud pública, así como promover estilos de vida saludables haciendo énfasis en controlar el consumo de azúcar.
Los edulcorantes no azucarados son productos que sustituyen al azúcar y reciben este nombre porque no provienen del azúcar (sacarosa). Estos edulcorantes tienen mucho dulzor, pero sin calorías ya que nuestras células no pueden extraer su energía. Estos productos se agregan a alimentos procesados para realzar el sabor dulce y reducir el aporte de calorías, generando los productos light o bajos en calorías con el objetivo de ayudar al control o pérdida de peso y al control de la diabetes. También se usa en la industria farmacéutica para que se toleren algunas medicinas como las que son para niños; por eso, esta recomendación no aplica a medicamentos o productos de higiene personal que pueden tener edulcorantes entre sus ingredientes. Tampoco aplica a alcoholes de azúcar (polioles) como eritriol o manitol, que son derivados del azúcar y son bajos en calorías.
"Esta directriz se basa en una revisión sistemática y metaanálisis con la evidencia científica más actual sobre los efectos en la salud de los edulcorantes no azucarados".
¿Qué edulcorantes no azucarados desaconseja la OMS? La sacarina, aspartame, acesulfame K, advantamo, ciclamatos, neotamo, sucralosa, stevia y derivados de la stevia (glucósidos de steviol). Muchos de ellos se utilizan en refrescos, gaseosas, aguas saborizadas, néctares, refrescos en polvo, chicles, caramelos, galletas, barras de cereal, pudines, yogurt, mermeladas, alimentos en conservas, entre otros.
¿Y qué alternativa nos da la OMS? Simplemente reducir el consumo de azúcares libres (no necesariamente eliminarlos) y dar preferencias a fuentes naturales de azúcar como las frutas, que además aportan vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y agua.
Ahora, la OMS acaba de declarar este 14 de julio al edulcorante aspartame (E-951), un edulcorante no azucarado, como posiblemente cancerígeno. Esto no significa que sea cancerígeno, sino que hay estudios que refieren posibles efectos negativos pero la evidencia aún es insuficiente, por eso la OMS mantiene el respaldo del límite de ingesta diaria máxima, que es de 40 mg de aspartame por kg de peso corporal, pero sugiere más investigación al respecto por falta de evidencia suficiente. El aspartame es uno de los edulcorantes más consumidos en el mundo y se encuentra en miles de productos, tanto alimentos como medicinas. Con esta declaración de la OMS, el aspartame entra en la categoría 2B (posible cancerígeno) de la lista de la IARC (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer), organismo que depende de la OMS. La clasificación de la IARC tiene 5 categorías (Grupo 1, 2A, 2B, 3 y 4) de los cuales en el grupo 1 están las sustancias cancerígenas para el ser humano y en el grupo 4, las no cancerígenas. Entonces, si no hay suficiente evidencia científica, ¿por qué la OMS coloca al aspartame en la categoría 2B? Esto se debe a que existen algunos estudios que relacionan al aspartame con cáncer de hígado, pero incluso los autores sugieren más investigación para esclarecer los mecanismos de acción del aspartame. En conclusión, se puede seguir usando edulcorantes no azucarados, incluso el aspartame, pero en cantidades moderadas hasta que futuras investigaciones den más luces al respecto. Lo que es seguro es que el aspartame seguirá generando controversia sobre su inocuidad como viene sucediendo desde hace 40 años.